La verdad es que tengo dos cajas con botellas y todos los
vasos comprados en el mercado. Esos jugueros clásicos de vidrio grueso a prueba
de torpes, esos que se caen y rara vez se rompen. Esos bonitos y baratos.
A mi con el vidrio usualmente me va mal, tengo manos de
mantequilla y por años en mi casa se tomó en vaso de plástico hasta que alguien
me hizo notar que ya no tenía 5 años y que ya tenía edad para pasar al vidrio.
El entrenamiento fue lento. Yo había guardado por años una caja de lindos vasos
que me regaló una tía, había vasos largos, vasos whiskeros y unos chiquitos…no sé muy bien para qué. Todos desde el
día que salieron de la caja pasaron a tener una vida kamikaze. Unos al piso,
unos chocando entre ellos, otros en el lavadero. Es ahí que conocí a los
jugueros. Aún sobreviven.
Aquí donde ando vacacionando veo muchas botellas azules y
pienso en los lindos vasos que podría hacer con ellos, en que hace tiempo
intente hacerlos en casa, que mi mamá tenía un aparatito con un micro diamante
que cortaba vidrio. O al menos eso decía porque nunca lo vi funcionar. Cómo hacerlo entonces?
Encontré esto:
Todo es cuestión de jugar con frío y caliente. Una que si
quemas la botella donde la quieres cortar, y luego al agua fría, se corta…jmmm
suena muy fácil como para que sea cierto.
Otra que la marcas con un cortador de vidrio (ahí ya
empezamos mal), luego intercalas agua hirviendo con agua fría y ZAS! Vasos.
La que más me convence es la de amarrar un hilo impregnado
en acetona a la altura que queremos cortar, prenderle fuego y cuando se apague sumergirlo
en un balde de agua fría.y taran! Vasos.
Confieso que eso lo intenté hace años y lo único que
conseguí fueron un par de vidrios rotos y alguna herida en la mano. Intentaré
de nuevo, con calma, cuidado y guantes.
Ya les cuento si logro mis lindos vasos de vidrio hechos en
casa, o si regreso a los jugueros. Eso sí, al plástico ya no vuelvo.
#glassislife
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